MagazinNES: Mad Max

CRÓNICAS DEL

MUCHACHO BESTIA

Su nombre era Max. Mad Max.

Lo perdió todo, aunque no haya tenido nada...

"Para entender hay que ir atrás, cuando el mundo era alimentado por el combustible negro."

"Por razones hace mucho olvidadas, dos poderosas tribus se enfrascaron en una guerra que eventualmente lo consumiría todo con la explosión y el fuego del propio cataclismo que alimentaron..."

"Su nombre era Max. Fue un vestigio de aquel armagedón. Fue mi mentor. Fue mi amigo..."

DEL SÉPTIMO ARTE A LOS 8-BITS

2015 está a la vuelta de la esquina, y con ello la oferta comercial que ni tarda ni perezosa nos anticipa el regreso campal de Mad Max, lo que sirve hoy para rescatar un viejo recuerdo (del pasado), el de aquel Mad Max para NES.

Mad Max para NES es un juego demasiado "árido", necesitado en todo tiempo de alicientes, de estímulos, de una propuesta no sólo innovadora sino también de elementos que generen el interés necesario para que se le juegue; al final, como en todas las veces que esto sucede, gente como yo agradece su existencia, por hacer más vasto el catálogo de la consola, por pobre, injugable, y desdeñable que sea, pues al menos como producto de consumo, de colección, o del calificativo que uno le quiera dar (ligado a la nostalgia) valdrá la pena.

El juego posee 2 formas de juego, la principal es conduciendo el V8 de Max (que le da el sobrenombre de "guerrero de la carretera"), pero no se trata de un título de carreras como quizás hubiera funcionado mejor la idea, sino que se maneja el vehículo para hacer exploración dentro de los desérticos valles donde nos ubica el juego, ello con la intención de hacerse de unas llaves que nos permitirán arribar a las Arenas.

¿Arenas?... sucede que Mad Max para NES está ambientado mayormente en la película Mad Max 2, aunque por tratarse del primer y único juego para NES no se le haya patentado el número 2, como ocurrió con juegos como Alien 3 (y otros más que no mencionaré para no complicar este asunto).

Cuando se conduce el V8 el problema no es el tráfico vehicular el que incrementa la dificultad del mismo (tráfico que por cierto parece sufre de los mismos problemas de conducción, sea por alcohol o por la falta de pericia que uno mismo encuentra con el indomable vehículo), sino que esta recae en adaptarse a los controles y en dar precisión al lanzamiento de dinamitas, el arma principal con las cuales se estallan los vehículos oponentes o se abren las barricadas que impiden el paso a otros sectores del desierto. Faltaba más: el combustible es otro producto codiciado por el que habrá de pagar y que se consume a la velocidad con que un beodo bebería un caballito de tequila.

El patrullaje por las salvajes praderas en Mad Max luce antojadizo, pero con facilidad dejará varado (al calor de un vehículo desvielado) hasta al jugador más diestro

Por el desierto hay una tienda donde se compra el combustible, pero hay que juntar comida y agua, que son más valiosos que el propio dinero. Finalmente tendremos el acceso a las arenas correspondientes tan pronto obtengamos el pase.

De malos y locos, todos tenemos un poco

Una vez que se entra a las arenas tiene lugar un segundo modo de juego, que sigue siendo en perspectiva cenital pero ahora manejando al personaje del juego, quien va a pie y puede hacer disparos dentro de algunos complejos que se asemejan a los de New Ghostbusters II o Zombies ate my neighbors, donde podrá seguir juntando municiones y más comida para lo que siga; posterior a ello viene una tercera fase que sería el lado rudo del juego: las arenas, para luego de eso repetir la secuencia de escenarios pero ahora con un gladiador distinto dentro de la arena que corresponda.

Las arenas no son otra cosa más que un campo de batalla donde nuevamente nos montamos en el vehículo a fin de enfrentar a otros vehículos en el propósito por lanzarlos al vacío, sea chocándolos y empujándolos, o esquivando a los que vienen a toda marcha hacia nosotros para que por su propia inercia vayan a dar a la nada, hasta quedar solos en el campo de batalla.

El objetivo es llegar a la última arena donde Lord Humungus, el líder de los merodeadores, nos aguarda en un encuentro cuerpo a cuerpo.

Es lo que me gusta de estas historias: el héroe decide lo que hace con su vida

Los colores del juego, como a estas alturas puede verse, son ocres y grises mayormente, teniendo esporádicos rojos y bermellones chocando con turquesa que generan una sensación desagradable, de hecho no puede evitarse asociarlo a la paleta de colores de "Chiller".

La música tampoco destaca en ningún momento, aunque los sonidos a mí me han gustado, especialmente los estallidos de la dinamita.

Hay ideas que mostradas en el cine son un ariete, por mucho que no sean originales y que sólo sirvan para pulir una idea previamente concebida (por ejemplo llevar un libro a la pantalla grande), pero que sin embargo, al ser trasladadas a una plataforma de video juegos dejan mucho que desear y ponen en tela de juicio a la propia consola (en la que presumiblemente hay un sello de calidad), y es ahí donde entra el debate entre si dicho producto debió o no debió haberse producido, si el valor "coleccionista" está por encima del respeto al "logro" que pudiera haber conseguido (en este caso) la cinta.

Particularmente hubiera preferido un juego de un solo género o estilo, pues no es la primera vez que la ambición en esto de las propuestas de video juegos solo arruinan la idea (Platoon, por ejemplo), pero eso ya queda a criterio del jugador.

Si Mad Max, la serie de películas viejas y la actual, es de tu agrado, me despido por ahora recomendando una cinta Italiana que, a mi parecer, sobrepasa en ficción y calidad a esta saga (es justo decir que es un clon de Mad Max que mejoró las cualidades de esta última). Su nombre: Exterminadores del año 3000.